Contar historias como la Boda de Marta y Antonio es muy especial:
Por lo bien que me acogieron todos durante todo el día: los novios, Marta y Toñín, los papas, Paco y Antonio, las mamas, Pilar & Pilar, la hermanísima de Antonio, el tato de Marta (que me arrancó una lagrimilla, futuro “tio cojonudo” .. y gran modelo con Tati, jeje .. ), los invitados y los amigos, …. hasta el parroco era un encanto y de hecho oficio una celebración muy poco habitual: emotiva, personal y llena de detalle.
También me llena muchísimo esta celebración por la libertad que Marta y Antonio me dieron para disparar y contar su historia fuera de fotos tradicionalistas de corte clásico. De hecho es sin duda un trabajo que refleja bién como pienso ha de cubrirse una boda. Contar las cosas que pasan de la manera más real posible sin interferir en la historia, usar de manera creativa todo lo que nos rodea, los reflejos de una espejo, o un cristal en una puerta, la luz que hay (notad que las fotos de ellos dos estan hechas a diferentes horas: mediodía y al ocaso del sol, con una grandísima diferencia de colorido y ambientación lumínica) el entorno, incluso usando una pintada para hacer una foto más divertida, o una fuente, pero sacandole partido, no un posado delante del agua …. Asi uno no se cansa de disparar nunca, aunque se empiece a disparar a las 9 y media de la mañana y se llegue a casa a las 10 de la noche y aunque los novios te ruegen que descanses y disfrutes durante el baile no puedes dejar de disparar, porque me gusta conseguir las imágenes más divertidas de la fiesta (que también forma parte de la boda) y que pasado el tiempo, esa diversión, ese baile canalla y esa risa … no pasen a ser un recuerdo difuso sino que puedan recordarse con plenitud.